Aprender a convivir juntos en un centro educativo se ha convertido en uno de los objetivos principales de la educación y, por ende, del currículo escolar.
“La acción de convivir implica la puesta en práctica de estrategias sociales, valores, actitudes y sentimientos que garanticen la vida en común en democracia; una acción que debe encontrarse en el interior de todas y cada una de las instituciones y escenarios sociales. Pero en la escuela, la convivencia conlleva un doble cometido: por un lado, constituye la base de la vida democrática que allí se practica, como comunidad donde distintos grupos de personas comparten tiempo, espacio y experiencias; y, por otro, se convierte en la vía de aprendizaje para que los futuros ciudadanos se conviertan en personas socialmente competentes, capacitadas para vivir en una sociedad caracterizada por el reconocimiento de los derechos, el respeto a los demás y la vida en armonía” (Ortega y del Rey, 2004).
Si el currículo recoge la necesidad de formar seres socialmente competentes, es lógico afirmar que las emociones, las actitudes, los comportamientos y los valores también deben formar parte del conjunto de objetivos y finalidades de la educación.
En el instituto, el alumnado vive una serie de situaciones que los profesores pueden aprovechar para enseñarles a convivir, ayudándoles a descubrir y asimilar los valores básicos de la convivencia. Son situaciones sociales, que giran en torno a las enseñanzas curriculares e inciden profundamente en la educación integral: relaciones personales con los iguales y adultos, disciplina, conflictos, trabajo en equipo, actividades lúdicas, acontecimientos del entorno, medios de comunicación, etc.
Las áreas del currículo constituyen el ámbito natural de la enseñanza-aprendizaje de la convivencia. El objetivo es conseguir que los valores, competencias básicas y temas transversales encajen con los contenidos de las áreas. Por tanto, es necesario abordar el tema de la convivencia en relación con los objetivos generales de la ESO.
Los valores básicos de la convivencia (derechos humanos, libertad, relaciones personales, pluralismo, tolerancia, diálogo, cooperación, virtudes cívicas, solidaridad, etc.) son elementos fundamentales de los planteamientos educativos de la ESO. De ahí su presencia en los objetivos generales de la etapa.
La propuesta por la que apostamos se centra en el desarrollo de un proyecto educativo que asuma la convivencia desde, entre otras, una perspectiva curricular, en la que todos los implicados formamos parte activa de su construcción.
Aunque hay dos materias especialmente orientadas a la educación en valores y la convivencia como: la Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos de 3º ESO y La Educación Ético-Cívica de 4º ESO, nuestro compromiso es no relegar, en las demás materias, a un segundo término los objetivos, contenidos, metodología, actividades, criterios de evaluación, etc. que puedan ayudar a desarrollar la competencia social de nuestros alumnos.
Creemos en la conveniencia de incluir en los currículos, dentro de la clase y el centro escolar, estrategias organizativas y didácticas que potencien y favorezcan la promoción de la adecuada conducta interpersonal de los alumnos. Por ejemplo, dar oportunidades a nuestros alumnos para que, en determinados momentos dentro de la clase, se relacionen espontáneamente con los demás compañeros, variar la estructura física de la clase y la ubicación de los alumnos para que todos tengan oportunidad de relacionarse con TODOS los compañeros, establecer sistemas de trabajo y juego cooperativos, planificar las actividades a realizar, delimitar estrategias de evaluación y diseñar actividades y materiales para aquellos alumnos con necesidades educativas especiales.
En definitiva, abogamos por un currículo que se muestre como un documento adaptado a las necesidades de la sociedad actual, caracterizada por el fácil acceso a todo tipo de información, en la que ya no prima la acumulación de conocimientos, sino la adecuada gestión de los mismos. Todo ello en el marco de una sociedad que debe emplear sus energías, esfuerzos y recursos en la formación de personas que ayuden a vivir en un mundo mejor.
Con este criterio, los profesores planificaremos y desarrollaremos el curriculum, lo adecuaremos a las características del centro, del entorno y de los alumnos para atender a la diversidad de capacidades, interés y expectativas. Así flexibilizaremos el curriculum para atender los problemas de aprendizaje, para concretar metas, fijar programas y mejorar el autoconcepto de los alumnos. Fomentaremos desde las diversas áreas la competencia social. Los profesores adoptaremos diferentes metodologías para guiar la actividad del alumno: aprendizaje cooperativo, trabajo en equipo, organización de espacios y tiempos, realización de apoyos, planificación y desarrollando la acción tutorial…
De acuerdo con lo establecido en el artículo 113.3 de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, las bibliotecas escolares contribuirán a fomentar la lectura y facilitar al alumnado tanto el acceso a la información y a otros recursos para el aprendizaje de áreas y materias, como la posibilidad de formarse en el uso crítico de los mismos.
Si partimos del hecho de que la lectura es una de las competencias básicas que contribuyen al enriquecimiento personal y social del individuo, debemos comprometernos a ofrecer a toda la comunidad educativa un lugar físico, complementario del aula, donde se pueda desarrollar dicha competencia.
Nuestra biblioteca puede ser el lugar idóneo para la consecución de uno de los objetivos del Plan Lector de Cantabria, que es convertir las bibliotecas escolares en espacios dinámicos para el desarrollo de la competencia lectora y el fomento del hábito lector de toda la comunidad educativa.
Al ser un lugar de encuentro, no solo entre alumnos de distintos cursos y edades, sino también entre alumnos y profesores, proporciona un marco diferente al habitual de las clases como espacio de convivencia.
La biblioteca del IES Valle del Saja cuenta con los recursos necesarios para convertirse en dicho espacio:
Para conseguir que la biblioteca se convierta en un lugar de encuentro, intercambio y convivencia, generando el clima necesario para ello, es imprescindible fomentar distintas acciones y actitudes:
La biblioteca, así entendida, se convierte en un espacio motivador para todos los miembros de la comunidad educativa. Un lugar de disfrute y un espacio de formación integral y enriquecimiento personal, no sólo del alumnado sino también del profesorado y de las familias.
Entendemos la biblioteca como un espacio de encuentro y, por tanto, de convivencia.
Pensamos que la biblioteca es un espacio generador de valores como el respeto, el silencio, la tolerancia, la generosidad y la solidaridad.
Consideramos que la biblioteca posee en sí misma una dimensión intercultural, ya que es un espacio abierto al conocimiento y al intercambio de otras culturas.
Una educación integral implica no solo objetivos educativos de carácter intelectual sino el desarrollo en los centros escolares de objetivos que afectan al desarrollo personal y social de los alumnos, estas dimensiones cognitivas, afectivas y sociales forman el entramado que constituye la persona. El PAT es el eje en torno al que gira el trabajo pedagógico de los tutores y desde el que se pretende dar respuesta a las diferentes situaciones en las que los alumnos se encuentran en el centro, los tutores son la clave para el acompañamiento de los alumnos en su proceso educativo a lo largo de su estancia en el centro para construir ese entramado del que hablamos. La relación tutorial debe ser lo más cercana, directa y cargada de significado humano, que sea posible.
El PAT del centro es uno de los canales por el que se pueden poner en marcha distintas actuaciones para el mantenimiento y mejora de una buena convivencia escolar. La acción tutorial promueve actuaciones coherentes con los objetivos del centro y con los de este plan de convivencia a través del desarrollo de programas y actuaciones,
El Plan de Acción Tutorial en relación con la mejora de la convivencia tiene los siguientes objetivos:
Estos objetivos se concreta en actuaciones relacionadas con:
Por su parte el POAP (Plan de Orientación Académico-Profesional) constituye una dimensión más de la propia acción tutorial, y en él se encuadran en las actuaciones que tutores y profesores podemos desempeñar para facilitar en los alumnos el cruce entre capacidades, actitudes, interés y valores necesarios para desarrollar su trayectoria académica en las opciones que el curriculum actual le presenta, y para abordar el mundo laboral con plena autonomía y responsabilidad personal. Las actuaciones del POAP asumen los objetivos educativos del centro y del propio plan de convivencia, desarrollando actuaciones que:
La principal aportación del departamento de extra-escolares sea tal vez la de analizar y canalizar en parte las actividades propuestas por otros departamentos, de forma que mediante una visión global se intercomuniquen todas las actividades extra-escolares del centro.
También se proponen actividades que se comunican a los demás departamentos para que sean estudiadas y se decida su realización siempre que la actividad sea considerada como de interés pedagógico para los alumnos.
Desde este departamento también se proponen y coordinan actividades en fechas señaladas para todos los alumnos del centro de forma que se mejore la convivencia y la relación entre los alumnos de todos los niveles., como pueden ser los días finales de 1º trimestre, día del libro, jornada por la paz. etc.
Actividades extra-escolares y complementarias como: el Foro-Debate, el Cine en la Enseñanza, las conferencias, las exposiciones, las excursiones e intercambios culturales, ayudan a la convivencia entre los alumnos ya que desarrollan sus habilidades sociales relacionándose entre ellos de una forma mas natural y fuera del espacio del aula generalmente lo que hace mas fluida las interrelación entre ellos .
Es un órgano de coordinación didáctica especializado en dar respuesta grupal y personal a diferentes cuestiones relacionadas con el proceso de enseñanza-aprendizaje, las estrategias metodológicas, las relaciones entre los miembros de la comunidad escolar sobre todo entre profesores y alumnos y entre alumnos mismos que dificultan la buena marcha de los procesos educativos
El D. Orientación desarrolla en relación al Plan de convivencia las siguientes funciones:
Corresponde al equipo directivo del centro:
El director tiene las siguientes competencias:
Corresponde al jefe de estudios:
Antes de tomar cualquier medida, es necesario contrastar la información procedente de varias fuentes: observación directa y vigilancia, profesorado, alumnado y familias. Para cada situación concreta, deberá ser valorada la necesidad de recurrir a diferentes métodos, siempre exigiendo un alto grado de confidencialidad.
Se hace necesaria una intervención rápida, urgente y efectiva. El procedimiento deberá realizarse con la debida discreción pues lo contrario podría generar más violencia y crispación.
Se considera que existe acoso escolar cuando un niño recibe un continuo y deliberado maltrato verbal, físico y/o psicológico por parte de uno o varios compañeros que se comportan con él cruelmente con el objeto de someterlo, apocarlo, asustarlo y/o amenazarlo atentando contra su dignidad. Es necesario diferenciar el acoso respecto de agresiones esporádicas y otras manifestaciones violentas. Para poder considerar un comportamiento como acoso escolar deben cumplirse tres criterios diagnósticos, que deben darse simultáneamente, prescindiendo de la personalidad de la posible victima. Los criterios son:
El acoso escolar puede llevarse a acabo mediante las siguientes conductas y adoptando más de una modalidad:
Si se tiene conocimiento de una posible situación de acoso escolar el primer paso será comunicar dicha situación a un profesor o profesora con el que pueda existir más confianza, al Tutor/a o al Equipo Directivo.
Cualquier miembro de la comunidad educativa que tenga conocimiento de una posible situación de acoso escolar, debe ponerla en conocimiento del equipo directivo del centro, ya sea por escrito o de forma verbal solicitando una entrevista.
Si el denunciante decide hacerlo mediante entrevista por escrito, el Equipo Directivo le podrá proporcionar un impreso para la recogida inicial de información.
El silencio que rodea las situaciones de acoso es provocado por el miedo a sufrir represalias al realizar su notificación. Por ello, para facilitar la comunicación de estas situaciones de presunto acoso, es importante crear y potenciar cauces de comunicación de este tipo de comportamientos: números de teléfono, buzón de sugerencias, correo electrónico u otros medios y designar a una persona encargada del seguimiento o gestión. Se constituirá un Equipo de Valoración en el centro, que estará formado por el Director, el Orientador y un profesor del centro. Se valorará, según la situación, la conveniencia de informar a las familias de los implicados, puesto que en este primer momento se trata de una sospecha.
Ante supuestas situaciones de acoso escolar se procederá de la siguiente forma:
I. Valoración inicial de la situación.
El objetivo de esta fase es “tantear la posible situación de acoso” para evitar actitudes alarmistas. El Equipo de Valoración estudiará los hechos considerando las prioridades que vayan surgiendo. Un miembro del Equipo de Valoración recabará información de la situación. Este proceso se realizará con la máxima confidencialidad en los contextos de la denuncia y en otros que puedan surgir.
Al mismo tiempo, la Dirección podrá establecer medidas preventivas de protección a la presunta víctima y de vigilancia en aquellos lugares donde pueda producirse el supuesto acoso siempre teniendo presente la imprescindible confidencialidad de todo el proceso.
Si de la valoración inicial anterior se deduce que existen indicios de acoso, la Dirección del centro informará al Servicio de Inspección y a la Unidad de Convivencia.
II. Verificación de la situación.
El objetivo de esta fase es consolidar los indicios de la fase anterior. En el plazo más breve posible de tiempo se analizarán y contrastarán las informaciones para consolidar la existencia de indicios, tipo y gravedad de los hechos denunciados. Se seguirá el procedimiento descrito en la el punto siguiente.
III. Procedimiento a seguir.
Se realizará una observación sistemática de las zonas de riesgo para seleccionar datos sobre el funcionamiento de los alumnos en el centro, sus características de su interacción, los niveles de agresión existentes, las situaciones en las que se producen agresiones, etc.
Un integrante del Equipo de Valoración realizará una investigación de la situación que se llevará a cabo con el procedimiento siguiente y en el orden que el citado Equipo determine, procurando la no coincidencia de las partes presuntas acosada y acosadora en el lugar de las entrevistas:
Entrevista con el alumno presuntamente acosado. Deberá garantizarse al alumno la confidencialidad de sus informaciones.
Concluidas las entrevistas, el Equipo de Valoración analizará la información recogida y hará una valoración de la situación, determinando si hay indicios suficientes para confirmar o no la existencia de acoso entre alumnos, así como la gravedad de la situación.
Si no se confirma la existencia de acoso, puede ser un momento oportuno para revisar las medidas de prevención y sensibilización que de forma ordinaria deben llevarse a cabo en los centros educativos. Si ha habido comunicación previa a la familia de la sospecha de acoso, deberá comunicársele que no se confirma tal sospecha.
La confirmación de acoso conlleva la adopción de varias actuaciones de forma paralela. Por un lado valorar la necesidad de comunicar la situación a otras instituciones, y por otro, la puesta en marcha, de forma inmediata, de medidas disciplinarias.
a) Comunicación de la situación.
Una vez confirmada la situación de acoso, el Director informará a las familias, al Servicio de Inspección Educativa y a la Unidad de Convivencia Escolar. Así mismo, se informará al tutor, profesores de los alumnos implicados para evitar sembrar alarma en el centro y ofrecer una información veraz.
Cuando las situaciones conflictivas (actos vandálicos, agresiones físicas, peleas, hurtos, etc.) trasciendan de los recursos y competencias del sistema educativo, o cuando los órganos competentes del centro sientan que no pueden abordar el problema, es necesario solicitar ayuda externa y ponerlo en conocimiento de los servicios competentes que en función de la situación podrán ser: Policía Nacional, Guardia Civil, Fiscalía de Menores y Servicios Sociales. Siempre que hay un menor implicado, la policía remite a la Fiscalía de Menores la información recogida. En ese caso, la Fiscalía de Menores será la responsable de dirigir la investigación para conocer mejor las circunstancias del suceso, y tomar la decisión acerca de la necesidad de apertura o no de expediente y de la judicialización del mismo. Cuando alguno de los menores implicados en un caso de acoso o violencia escolar se encontrara en alguna de las situaciones de desprotección infantil previstas en la legislación vigente, el centro trasladará esa información a los servicios sociales de protección de menores. (Dirección General de Servicios Sociales, c/Hernán Cortés 9, 39003 Santander. Telf.: 942207776)
B) adopción de medidas disciplinarias.
Se adoptarán las medidas necesarias para paliar los efectos negativos y evitar la reproducción de situaciones similares. Por ello se podrán llevar a cabo las siguientes actuaciones:
I. Con la víctima:
II. Con el agresor o agresores:
Los padres y/o madres de los alumnos/as implicados, deberán saber también que cuando existan evidencias claras de que alguno de los menores implicados sufriera alguna de las situaciones derivadas del incumplimiento o del inadecuado ejercicio de la patria potestad, contempladas la Ley de Protección del Menor de Cantabria, el centro educativo, lo pondrá en conocimiento de los Servicios de Protección del Menor.
Un aspecto que debe tenerse en cuenta es que una conducta violenta continuada de un adolescente puede ser consecuencia de otra violencia ejercida sobre él, en el contexto familiar u otros, pudiendo alertar de un posible maltrato familiar.
III. Con los compañeros observadores
Tan importante como atajar el acoso es prevenir su presencia a través del Plan de Acción Tutorial, la organización del centro y la intervención paliativa para ayudar al restablecimiento de la estructura moral del grupo de testigos silenciosos. Para ello es importante considerar acciones del tipo:
IV. Con el grupo
V. Con las familias
Si fuese necesario podemos encontrar apoyo y asesoramiento en: