Kalpana es hoy una joven llena de entusiasmo y energía que vivió la mayor parte de su infancia en Bal Mandir. A este orfanato de Katmandú llegó José Luis Gutiérrez hace ahora 9 años con la intención de llevar color y alegría a aquellos niños gracias a un proyecto de cooperación al desarrollo financiado por la Universidad Complutense de Madrid.

El año 2007, José Luis Gutiérrez, el director del proyecto, visitó nuestro instituto por primera vez y nos contó sus inquietudes e ilusiones respecto del futuro de estos niños. Desde ese año, los alumnos de nuestro centro se comprometieron a recaudar fondos, organizando fiestas solidarias, para becar a uno de los niños del orfanato: Sudip Magar. Hasta la fecha han cumplido su compromiso sobradamente, consiguiendo todos los años dinero para becar a algún niño más.

En el documental rodado en Katmandú el año 2006, titulado "Color en Bal Mandir", Kalpana decía que de mayor querría ser trabajadora social para poder ayudar a la gente pobre como ella. Vislumbraba un futuro mejor que su presente. Quería estudiar, decía, para poder sostenerse sobre sus propios pies y demostrar que ella también podría hacer cosas importantes.

El día 25 de septiembre, en los primeros días de este curso, Kalpana visitó nuestro instituto acompañada por José Luis Gutiérrez y por Blanca Castañeda. Nos contó cómo, siendo muy pequeña, llegó a Bal Mandir, abandonada por su familia tras un accidente que le dañó el brazo izquierdo. Nos contó también cómo, gracias a la ayuda recibida desde España, pudo cumplir su sueño de convertirse en trabajadora social. Siempre quiso prepararse para ayudar a los demás, quería devolver de algún modo la ayuda recibida. Ha pasado cuatro meses en Europa, pero hoy está ya de nuevo en Katmandú, trabajando con "sus niñas". En efecto, hoy es ya una trabajadora social que atiende en Bal Mandir a cinco niñas que tienen parálisis cerebral y a algunas otras con diferentes discapacidades severas. Se ha ido con una grata impresión de los alumnos del instituto y se lleva a Katmandú el aplauso que le dedicaron, lleno de buenos deseos.

Le damos también las gracias a Victoria Shover, que recién llegada al centro, se brindó amablemente a traducir las palabras de Kalpana, ofreciéndole una cálida acogida.